Visionado escrito por
JULIÁN DUEÑAS,
Director de la revista GEO
Estimada Chiara,
El primer objetivo de este trabajo de fotografía documental era aprender a lograr que las imágenes transmitiesen sensaciones y emociones; en definitiva, hacer que sean palpables, que el observador pueda sentir su fuerza. Tomando como lugar de trabajo el barrio de Belleville, en París, exploras a la perfección las directrices habituales que han hecho conocido el trabajo de Petersen. Tus fotografías, como las suyas, nos hablan de vulnerabilidad, de voyeurismo, de humanidad, de curiosidad, de la fragilidad de ser humano... Hay además un aspecto que para mí es esencial en su fotografía que me cuesta cierto esfuerzo encontrar en tu serie: la espontaneidad (de hecho tú misma creo que eres consciente de ello cuando afirmas en tu texto de presentación “parecen más citas que encuentros casuales”).
Petersen suele hablar del triunfo de la espontaneidad sobre la preparación, de la superioridad de lo imprevisto, de lo intuitivo, sobre lo programado. Veamos tu serie: en la primera imagen, al margen de algunos detalles técnicos de los que podríamos hablar, me resulta difícil encontrar la frescura de la imagen natural, franca. Quizá me equivoque, pero tengo la sensación de que ya tienes en mente la imagen que vas buscando (alguna composición que te gustó, alguna imagen que recuerdas y quieres repetir), y te olvidas de que deben ser las escenas las que se presenten espontáneamente, y que es de esa espontaneidad, y de tu intuición, de tu instinto para captarlas, de donde nacerá precisamente su fuerza comunicativa.
La segunda imagen tampoco me permite desprenderme de esa idea. Todo me resulta en cierto modo artificial: un perfecto posado. No hay nada intuitivo en ella. Por supuesto te creo cuando dices que son “encuentros inesperados”, pero son tan ideales que parecen artificiales.
La tercera y la cuarta fotografía sin embargo me parecen mucho más creíbles, más sinceras. Me hablan más del barrio que cualquier otra. Veo más franqueza en los ojos de este travestido que en las otras dos. Él es muy consciente del papel que representa: posa, mira directamente a la cámara, busca la postura seguramente mil veces ensayada… La distancia entre tú y él/ella es la justa, la que necesita para expresarse tal y como es. Y tú lo captas perfectamente, le dejas hacer, intuyes que al darle ese espacio puede salir algo interesante de ahí. Bien hecho.
De la quinta imagen, sinceramente, no sé qué pensar. Técnicamente no acierto a entender lo que buscas, y algo similar me sucede en cuanto a la composición. O hay algo que se me escapa o yo la habría obviado para la presentación.
La sexta imagen me gusta más. Tiene fuerza, difumina distancias, me hace preguntarme cosas sobre el personaje en cuestión, sobre su mundo. Con la imagen del perro me ocurre lo mismo que con la quinta: no me aporta nada. No hay nada original en ella, más allá del ejercicio compositivo, de la curiosidad del encuadre.
La siguiente imagen, la de la persona desnuda y arrodillada me parece más coherente con el objetivo que se persigue. No llego a comprender la espontaneidad del momento, pero tiene una fuerza que de inmediato me hace cuestionarme cosas. De todas las imágenes de la serie creo que esta sería la más potente, la más lograda. No tanto por lo que dice como por lo que no dice. Yo habría abierto la serie con ella para después ir desgranando el resto.
Siguen después unas cuantas imágenes de escenas del barrio que si bien no carecen de fuerza por sí mismas tampoco terminan de convencerme. Son imágenes sencillas, de las que no te exigen ningún esfuerzo, que si bien reflejan la realidad del barrio no profundizan en ella. Termina tu serie con algunas imágenes algo más logradas en cuanto a distancia y espontaneidad, más en línea con el objetivo del trabajo, aunque sin llegar a alcanzarlo del todo. Algunas, como la chica con el pelo al viento, refleja también ese misterio canalla que se le presupone al barrio. Los tatuajes, el pelo sobre la cara, no van en sintonía con el vestido de la chica (o al menos no para mí). Sin embargo, es precisamente de esa contradicción de formas y estilos de donde surge, en mi opinión, su potencia. Creo que es buen símbolo para la realidad contradictoria que se vive en Belleville.
Resumiendo, creo que si bien comprendes el valor de la fotografía intuitiva, instintiva, no terminas de atraparla del todo con tus imágenes. Yo te pediría que te olvidases de tus influencias y te dejes llevar. Explora tu instinto; te sorprenderás del resultado. Sí considero más importante el cuidar la edición. Hay fotos con mucha fuerza visual, con una gran intensidad que, al quedar perdidas entre otras mucho menos potentes, lejos de ganar fuerza se desvanecen y podrían pasar inadvertidas.